Flora Intestinal o Microbioma. Descubrí los beneficios de ser amigo de tus bacterias.
¿Usted realiza entere una y dos deposiciones diarias? Se siente siempre bien después de comer, duerme tranquilo/a, y se despierta descansado/a? Cómo resultado, ¿se siente lleno de energía durante todo el día, no presenta cambios de humor, ni un deseo excesivo por comer dulces? !Entonces, puedo felicitarlo de todo corazón!
Por desgracia, la situación descrita ocurre poco frecuentemente. Prácticamente todo el mundo tiene síntomas en una o más áreas. Esto va desde el estreñimiento o incluso deposiciones acuosas, hasta las alergias alimentarias y el síndrome del intestino irritable. Investigaciones pioneras muestran incluso que la flora intestinal problemática está relacionada con diversos trastornos mentales, como la depresión, el autismo y el TDAH.
Si queremos sentirnos bien de nuevo, tenemos que cambiar algo estructuralmente en nuestra flora intestinal.
Nuestra flora intestinal contiene cientos de miles de millones de células. Se estima que hay hasta 10.000 especies diferentes de bacterias que viven en nuestro intestino. Eso es cerca de diez veces más bacterias que células humanas. Entonces, somos en gran medida la minoría.
Algunas de nuestras bacterias están presentes durante un largo periodo de nuestras vidas, en mayor o menor medida y nos mantienen sanos, tales como lo son los lactobacilos y las bifidobacterias. Otras nos enferman, si tienen la oportunidad, como el Clostridium difficile. Otras son transeúntes, que se transportan en nuestros alimentos y después de una breve estancia se van.
La vida moderna industrializada se caracteriza por nuevas influencias desde el exterior, incluyendo una dieta inadecuada, la falta de ejercicio, el estrés, los biorritmos alterados y los antibióticos. Debido a esto, desaparecen esencialmente nuestros residentes intestinales beneficiosos, nuestras baceterias buenas; el nicho que queda, de esta manera, es ocupado entonces por las bacterias malas.
La colonización por bacterias malas en última instancia, tiene una serie de efectos graves para la salud. Sin embargo, los primeros síntomas son tan comunes que muchas personas no los reconocen como síntomas; comienza con trastornos digestivos tales como flatulencia, diarrea o estreñimiento. Esto siempre va acom- pañado de una capacidad digestiva reducida y la reducción en la absorción de los nutrientes, por lo que no se le proporcionan adecuadamente los nutrientes al cuerpo.
Cuando alguien finalmente acude a visitarme a mi consultorio, no se siente en óptimo estado, pero no sabe por qué. Con el tiempo, los síntomas empeoran y las causas ya no son evidentes para el paciente que esta en la consulta. Eso no es difícil de entender: no es común encontrar la causa de padecimientos tales como la depresión o la ansiedad en un intestino problemático. A menudo, sin embargo, éste es el principal culpable.
Una buena flora consiste en una amplia variedad de cepas, en donde predominan las bacterias beneficiosas. La base de una buena flora en los adultos se encuentra desde ya en el feto. Si no se inicia una buena colonización a una edad temprana, esto puede limitar la medida en la que se desarrolla una buena flora intestinal en la edad adulta.
Lo qué una flora intestinal saludable hace por nosotros
Por qué sería tan malo si nuestras bacterias “beneficiosas” desaparecen de nuestra flora intestinal? Una de las tareas principales de estas bacterias es el prevenir el crecimiento excesivo de agentes patógenos. También tienen muchas otras funciones que de otro modo no se ejecutarían correctamente.
Nuestras bacterias beneficiosas ayudan a descomponer los carbohidratos, azúcares y fibras en nuestros alimentos. Producen enzimas desintoxicantes y nos protegen de toxinas tales como el mercurio, los pesticidas y la contaminación. Además, regulan el movimiento de los intestinos, y el peristaltismo del intestino. También se está haciendo evidente que son esenciales para el funcionamiento apropiado del sistema inmune y que ejercen una influencia importante en nuestro cerebro a través de la conexión intestino-cerebro.
Funciones de nuestra flora intestinal
La siguiente lista no es exhaustiva, pero le da una idea de hasta qué punto llega la influencia de nuestra ora intestinal.
Producción de enzimas
Los organismos probióticos contribuyen al proceso de la digestión, debido a que producen enzimas tales como la lactasa.
Regulación del peristaltismo y de los movimientos del intestino
Los lactobacilos y ciertas levaduras tienen una función estimulante sobre el peristaltismo intestinal y por lo tanto, promueven la regularidad intestinal, causando que se evite tanto como sea posible el proceso de descomposición en el intestino.
Protección contra toxinas como el mercurio, los pesticidas y la contaminación
Un buen peristaltismo intestinal protege contra la acumulación de contaminación tóxica en el intestino. Por otra parte, los organismos probióticos producen sustancias que protegen contra estos.
Descomposición de los hidratos de carbono, azúcares, fibra
Los hidratos de carbono, los azúcares y las fibras son utilizados por las bacterias intestinales como fuentes de alimentación.
Equilibrio del pH del ambiente intestinal
Las bacterias probióticas producen ácidos grasos de cadena corta, con los que se disminuyen los valores del pH en el intestino.
Garantizar el equilibrio de los fluidos (diarrea/estreñimiento)
Cuando, por ejemplo, el Clostridium puede propagarse sin restricciones a través de la pared intestinal, este exceso de toxinas puede producir diarrea. Cuando una bacteria beneficiosa se asienta en la pared intestinal, ésta mantiene a raya la proliferación de bacterias malas como el Clostridium.
Modulación del sistema inmune
El intestino es el órgano inmunológico más grande del cuerpo. La mejora de la flora intestinal en el intestino delgado tiene un efecto positivo sobre la condición del sistema inmunológico. De esta forma, los organismos probióticos, por ejemplo, ayudan en la producción de anticuerpos.
Prevención de alergias
Las bacterias beneficiosas entrenan al sistema inmunológico para distinguir entre las sustancias patógenas y las inofensivos. Las bacterias beneficiosas impiden así una reacción exagerada del sistema inmune.
Modulación de la conexión entre intestino y cerebro
Las células nerviosas en el intestino se comunican con el cerebro. Cada vez es más claro que diversos problemas neurológicos y gastrointestinales tienen un componente tanto del intestino como del cerebro.
Prevención del crecimiento excesivo de bacterias y hongos patógenos
La separación de los ácidos grasos de cadena corta crea un ambiente intestinal ácido, en el que las levaduras, hongos y bacterias patógenas no se mantienen muy bien. Por otra parte, las bacterias beneficiosas ocupan la pared intestinal por lo que los patógenos pueden asentarse menos. Por último, algunas cepas secretan bacteriocinas: sustancias que son perjudiciales para los residentes intestinales desfa- vorables.
Producción de entre otras, vitaminas B y K
Las bifidobacterias son capaces de producir vitaminas, incluyendo las vitaminas B1, B6, B12, el ácido fólico, la biotina y la vitamina K, así como diversos aminoácidos.
Regulación de los niveles de grasa, colesterol y triglicéridos
Las bacterias probióticas convierten al colesterol en una forma menos fácilmente absorbible, de forma que la ingesta se reduce desde el tracto gastrointestinal, y se reduce el colesterol en la sangre.
Problemas de una pobre flora intestinal
Si la flora intestinal no está en orden, se puede invertir la lista anterior. El pH se desequilibra, haciendo que los alimentos no se disuelvan ni se absorban bien y, por tanto, ya no se suministren los nutrientes al cuerpo y a los tejidos de manera óptima. Las bacterias patógenas causan el crecimiento excesivo de toxinas y su cantidad en el intestino aumenta logarítmicamente. La capa de mucosa se degrada, causando que todo tipo de sustancias que no deberían estar allí entren en el torrente sanguíneo y causen procesos in amatorios de bajo grado.
Los procesos inflamatorios de bajo grado pueden causar enfermedades crónicas a largo plazo que son difíciles de tratar, como la diabetes tipo 2. Por último, se descontrola el sistema inmunológico, lo que, además de tener un impacto directo en nuestra susceptibilidad a las enfermedades, también tiene un efecto en nuestro bienestar, a través de la red neuroendocrina que conecta nuestro intestino con nuestro cerebro (ver: Cómo influye nuestro intestino en nuestro cerebro).
Hay fuertes indicios de que una pobre flora intestinal juega un papel importante en:
- Las Infecciones causadas por bacterias, hongos, levaduras y virus
- Las Alergias e Intolerancias Alimentarias
- El Autismo y otros Trastornos del SNC, tales como ELA
- Las Enfermedades Autoinmunes
- El Síndrome de Fatiga Crónica
- La Depresión, la Esquizofrenia, el Alzheimer
- La Fibromialgia
- El Síndrome del Intestino Irritable (SII)
- La Esclerosis Múltiple
Conclusión
La importancia de una buena flora intestinal es enorme. Si mantenemos una buena flora, le hacemos un gran favor a nuestra salud. Por el contrario, una flora no saludable puede hacernos física y mentalmente enfermos. Nos encontramos, por lo tanto, con una decisión importante.
Si queremos restaurar con éxito nuestra flora intestinal, hay que adaptar nuestras necesidades evolutivas al entorno actual. Con esto, debería haber, en primer lugar, una dieta que se acerque a nuestro patrón de alimentación evolutivo tanto como sea posible. Esto se conoce como nutrición primitiva. La nutrición primitiva consiste principalmente en carnes magras y aves de corral, pescado (graso), huevos, verduras, frutos secos, frutas, bayas, semillas y hongos. La nutrición primitiva es, por lo tanto, más pobre en hidratos de carbono sencillos y lacteos – una fuente de alimento para la flora desfavorable y más rica en fibras fermentables, que son sólo una fuente de alimento para nuestras bacterias beneficiosas.
Los cambios no son muy grandes: más fibra, menos azúcar, una buena cantidad de ácidos grasos buenos, amplios probióticos, ejercicios regulares. Sin embargo, la mejor estrategia es mantener nuestras buenas bacterias como amigas y ayudarlas de la mejor manera posible en la carrera de armamentos contra los patógenos.
Me gustaría terminar esta nota con una frase:
“Para volver a convertirnos en lo que éramos, seres inteligentes, fuertes,
vigorosos, sanos y de buen humor, debemos volver en parte al origen”
Teniendo en cuenta que como profesional de la salud velo por los intereses de ustedes y de mis pacientes, me siento en la obligación de informarles de este y otros temas, que de otro modo, seguirían ocultos o deformados, o peor aún, presentados como todo lo contrario.
Espero que la hayas disfrutado. Que tengas un bello día, y no te olvides que es mas importante entender que saber !!!!
Por estos y mas motivos no dudes en consultarme soy un Kinesiólogo Certificado en Osteopatía con una formación en PsciconeuroInmunologia. Puedo realizarte un examen global, evaluación exhaustiva y un tratamiento sobre la causa real de lo que te sucede. Pero no te olvides que además siempre puedes enfocar tu tratamiento en un equipo interdisciplinario Holistico, Nutricionísta, Medico, Fisioterapeuta, Kinesiólogo es decir que te vean en globalidad.
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Saludos !
Recomendaciones:
Para completar la informacion adquirida en esta nota puede ver el siguiente video
Referencias:
www.naturafoundation.es
Enteder la Nutrición Celular Activa. Claude Lagarde
La digestion es la cuestión. Giulia Enders
Todo esta en tu digestión. Josh Axe